La complejidad de este tema obliga a cada articulista a días de meditación antes de querer rellenar de tinta la pluma para plasmar sus ideas para el porvenir, y más en nuestra República Dominicana donde el desarrollo histórico de los hechos que dieron lugar a nuestra gloriosa independencia nacional, fueron el resultado de procesos convulsos entre ciudadanos cultural, étnica y territorialmente divididos por naciones en ese entonces enfrentadas en los procesos de colonización de los territorios del “nuevo mundo”. Imaginemos el éxodo que se vivió en nuestra isla en medio de las confrontaciones independentistas y el retorno de los “invasores” al lado izquierdo de la isla.


Estos procesos convulsos son tan antiguos como la humanidad misma, tanto por amplios matices culturales como religiosos y económicos. La primera migración forzosa según la tradición judeocristiana es la expulsión del hombre del huerto del Edén después del pecado original, otro ejemplo lo podemos encontrar en Éxodo, libro de la biblia que relata el proceso de liberación de la esclavitud del pueblo hebreo en el antiguo Egipto a través de Moisés, considerado el profeta más importante para la religión judía. Pero no tenemos que irnos tan lejos, volvamos a América, que sucedió con los indígenas que ya habitaban aquí al momento del descubrimiento del “nuevo mundo”, en su mayoría asesinados, esclavizados y en otros numerosos casos terminaron mezclándose con ellos, dando origen al mestizaje.


Las grandes revoluciones de la historia humana han dado también como resultado grandes migraciones, tomemos por ejemplo la revolución industrial, la misma que provocó el desarrollo exponencial de productos industrializados, la aparición de grandes inventos como el automóvil, maquina a vapor, el avión, bombilla de luz, ferrocarriles, entre otros. Dicha revolución se inició en gran Bretaña, pero décadas más tarde logró extenderse hacia Europa occidental y Americana Anglosajona, provocando un crecimiento vertiginoso de todas esas naciones ¿Pero que trajo como resultado este crecimiento? Primero trajo consigo un desbordamiento de campesinos hacia las grandes ciudades buscando un mejor porvenir producto de que la revolución hizo que muchos perdieran sus empleos y otros buscaran nuevos horizontes, pero los países sumergidos en el subdesarrollo y la miseria, al ver las altas posibilidades de una mejor vida en esos países industrializados decidieron salir en masa hacia esos territorios.


Nosotros los dominicanos en la época de los 70 80 y 90 partíamos hacia los Estados Unidos en busca del sueño americano, ese sueño no era más que la necesidad económica de buscar un mejor porvenir para nuestra gente, en su mayoría residían bajo un estatus jurídico de ilegalidad, pero con la única finalidad de dejar los mejores años de sus vidas en factorías, restaurantes y los sectores de la construcción, para cada fecha de pago dirigirse a la institución de envío de remesas más cercana y ayudar a sus compatriotas que le esperaban en el “patio”.


Pero ¿Qué ejemplo más vivo que Venezuela? Acaso creemos que hay algún interés de invasión en el éxodo de venezolanos que recibimos a diario en busca de sobrevivir a la crisis económica, política y social que vive su país.
Querido lector, como les decía cuando empecé a escribir este artículo, lo medite decenas de veces, precisamente por nuestra complicada historia y lo que trae a la memoria de cada dominicano este tema, pero no puedo hacer silencio después de ver lo sucedido en Texas con un gran número de nacionales haitianos, quienes en busca de un mejor porvenir abandonaron su tierra y fueron recibidos por “hombres blancos montados a caballo” cual si fuere una escena de las famosas novelas de esclavos de Brasil o de la película 12 años de esclavitud de Steve McQueen. No quiero pensar en la reacción internacional si nosotros fuéramos los artífices de tan deplorable acción.


Muchos dominicanos hemos entendido la razón real del fenómeno de la inmigración, pero para usted lector ¿Es una necesidad o es una invasión?