“La salud mental es la capacidad de amar, de trabajar y de jugar”.

Sigmund Freud.


            La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedades”. La salud mental es, según esta definición, un componente fundamental. Una buena salud mental permite a las personas hacer frente al estrés normal de la vida, trabajar productivamente y realizar su potencial contribuyendo a sus comunidades. La política en salud en nuestro país está regulada por las autoridades del Ministerio de Salud Pública, los servicios de salud mental que demandan los pacientes son atendidos por profesionales de la Psiquiatría y Psicología Clínica.


La Psiquiatría se ocupa del estudio de las enfermedades mentales, prevención, epidemiología, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las personas. El médico Psiquiatra, está facultado para prescribir medicamentos, por otro lado, la Psicología Clínica, estudia aspectos psicológicos en forma preventiva, asistencial e investigativa, enfatizando la valoración de la personalidad normal. Ayuda a las personas con enfermedades mentales y trastornos conductuales a conseguir un ajuste más satisfactorio. Un trastorno mental es un síndrome que se caracteriza por una alteración clínicamente significativa del estado cognitivo, el manejo de las emociones y la conducta de las personas. Estos trastornos dificultan la capacidad para adaptarse al entorno familiar, social, cultural y familiar.

Los servicios de salud mental procuran que los pacientes tengan calidad de vida y dignidad humana, evitar el rechazo, la exclusión, el aislamiento y sean entes productivos que respondan a las exigencias de la sociedad. Existen algunas conductas que sugieren problemas en la salud mental como el estrés constante, la falta de empatía, o la escasa adaptación y desempeño en algunas áreas de la vida. El origen de estos trastornos va más allá de una relación del sujeto con la sociedad, ya que puede deberse también a factores biológicos, psicológicos, ambientales o conductuales.

La pandemia por el Covid-19 ha ocasionado estragos en el ámbito social, laboral, económico y educativo que repercute a nivel global, traduciéndose esto, en un desafío a los países en vías de desarrollo los servicios de salud mental deben estar incluidos en la carpeta de seguros médicos, los mismos representan una enorme carga al momento de solicitarlos, y más aún si se logra la consulta con el especialista, la lista de medicamentos no es asequible por la mayoría de los pacientes que asisten con el profesional de la Psiquiatría, en el caso de las consultas con Psicólogos Clínicos por igual, muy pocos están vinculados al régimen de salud y por tanto no tienen cobertura.

La sociedad dominicana atraviesa momentos de incertidumbres y los ciudadanos se encuentran vulnerables frente a un clima de inestabilidad ocasionado por los cambios luego de las elecciones presidenciales que mantiene en vilo a un gran número de personas que han sido removidos y/o cancelados de sus puestos de trabajo por formar parte del gobierno pasado, una práctica deleznable repetida cada cuatro años cuando un nuevo partido político accede a las mieles del poder.

El índice de deterioro en la salud mental que cursa la sociedad dominicana se ve exacerbada fruto de la pandemia, las presiones se han dejado sentir, sumado esto a la situación de los interminables toques de queda, atropellos de militares y policías, el costo de la canasta básica, el precio de las materias primas que ocasiona variantes en todos los precios y con esto el agiotismo de los comerciantes y vendedores que cargan a los usuarios y/o compradores del servicio como consumidor final.

El Estado Dominicano debe implementar acciones propositivas, proyectos y estrategias que vayan en ruta a una verdadera promoción e información de los servicios de salud mental. Proveer a la ciudadanía mecanismos protectores para que puedan reponer la fe y la esperanza en el porvenir, crear lazos afectivos en su comunidad, grupos de apoyo, cultivar la solidaridad y equilibrio emocional, para disminuir los niveles de ansiedad, depresión, impotencia, ira, desasosiego, suicidios, avasallamiento y riñas en la población en riesgo.

Se hace necesario un servicio eficiente de salud mental, donde podamos rescatar a los ciudadanos que exacerban y lesionan el ánimo de salud física y mental, entre estos: los famosos «teteos», el consumo de bebidas alcohólicas, el uso de la Hookah, bebidas energizantes, medicamentos de venta libre para poder dormir, juegos de azar, y otros. Estos comportamiento se observan en adolescentes, jóvenes y adultos que procuran los mismos como una vía de escape a las presiones que enfrentamos.

En la promoción de la salud mental el Estado dominicano debe interesarse tanto por los factores de riesgo a los que estamos acostumbrados como por los mecanismos en los que se pone de manifiesto el grado de resiliencia que posee el paciente, y estos son: el sentido de la vida, la valoración de la belleza, la autoestima, las competencias humanas, el humor constructivo y empleo de técnicas terapéuticas cognitivo-conductuales, entre las que se encuentra la de resolución de problemas, de aceptación y compromiso que repercuten en la mejora de factores que influyen en la resiliencia. Son herramientas muy adecuadas para paliar el malestar emocional y muchos síndromes orgánicos inespecíficos que tras su aparente organicidad encubren trastornos psicológicos y psiquiátricos.